Tina Casanova durante la presentación en Nueva York de la quinta edición de su aclamada novela Sámbirón y la primera versión en audio, narrada por Malín Falú |
Juan Fernando Merino/EDLP
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Nueva York — Sambirón, ópera prima de la autora Tina Casanova, y según los editores “una historia de ficción de seis generaciones de los Dos Santos, una familia del siglo XIX que vive en un barrio localizado en las montañas en el centro de Puerto Rico” va mucho más allá de ese postulado.
Digamos para empezar a aproximarnos que es un proyecto narrativo ambicioso y desmesurado —de cierta manera volcánico— y que además de presentar la saga de una extensa y abigarrada familia (un tema muy recurrente durante décadas en la literatura latinoamericana), se embarca en muchos otros propósitos: trazar de manera amena y elocuente, pero también combativa, las coordenadas personales y colectivas de una gente y una región puertorriqueña, incorporar toda una serie de anécdotas, historias, leyendas y episodios de un pueblo caribeño que guardando las proporciones resulta similar a muchos otros pueblos caribeños, y recuperar para la memoria colectiva un destino nacional bajo el signo casi permanente del colonialismo y la imposición extranjera.
El génesis y la andadura misma de la novela son en sí una historia extraordinaria, también digna de ser contadas. Si bien Casanova desde su juventud había cultivado la escritura, (aunque su preparación académica se aleja del campo de las letras, durante años publica sus poesías, ensayos y cuentos en revistas culturales y periódicos), sólo a los 38 años se decidió a incursionar en la novela y lo hizo nada menos que con una novela—río tan ambiciosa como Sambirón. La extensión fue uno de los obstáculos, por lo cual la autora optó por dividir la narrativa en tres volúmenes. Aún así el manuscrito estuvo “rodando de gaveta en gaveta durante cuatro años”, "Es la juventud la que va a tirar el camino de nuestro futuro; si no saben de donde vienen, ¿como van a saber adónde van?" como ella misma dice, hasta que un editor visionario se animó a darlo a la luz. La acogida fue tan positiva que en cuestión de meses ya había tenido varias ediciones y en un par de años pasaría a ser lectura requerida o recomendada en universidades y escuelas superiores.
Ahora, y ya en su quinta edición, Sambirón llega a Nueva York en manos de su autora —la versión impresa— y en la voz de la reconocida presentadora Malín Malú, quien en 14 cintas de cassette ha dejado grabada la obra entera.
Esta semana pasada la autora, acompañada de Malín, estuvo presentando la novela en distintos sitios de la ciudad, respondiendo las preguntas de los asistentes y expandiendo algunas de las ideas que jalonan la novela.
Mencionamos anteriormente la característica volcánica de la novela. Con frecuencia sale la frustración y encono, una especie de lava reprimida durante décadas de colonización e imposición foránea. Por lo general aparece de una manera implícita al rememorar pasajes donde abundan las dificultades, las injusticias y los cambios bruscos que zarandean a los más vulnerables. De vez en cuando también de manera explícita, como cuando se expande en las conspiraciones en contra del imperio español o en el capítulo cuando habla de las repercusiones para los habitantes de las medidas monetarias adoptadas por los Estados Unidos.
No es de extrañar la visión crítica de estas imposiciones. Como afirmaba la autora en una de las presentaciones recientes de la novela realizada en Hunter College: “En Puerto Rico durante las últimas décadas se ha producido un salto para el que no estábamos preparados ni advertidos. Caímos maltrechos y golpeados en la gravilla y ahora nos toca despertar desde la gravilla donde aterrizamos después de esa salto mortal”.
Casanova recalca que al incorporar en sus novelas tantos años de la historia pretende ayudar a auscultar qué fue lo que se perdió en el camino y lo que se habría debido traer para entender y confrontar el presente.
“Nos perdimos en el camino y todavía no nos hemos encontrado”, asegura. “Es un cambio completo de una sociedad por otra y ahora anda perdida en el espacio, como es el caso de Camelia (uno de los personajes de la novela). Estamos en una sociedad en la que nos encontramos rodeados de cosas... cosas que nos hacen la vida cómoda. Y hemos terminado por ser una sociedad cómodamente infeliz”.
Por eso le parece importantísimo que los jóvenes aprendan de su pasado, de la historia con mayúscula y las historias personales para encontrar las claves de su nacionalidad. “Es la juventud la que va a tirar el camino de nuestro futuro; si no saben de dónde vienen, ¿cómo van a saber adónde van? Yo no soy política ni socióloga. Simplemente soy una boricua que quiere recobrar y presentar a Puerto Rico. Para mí y para mi gente”.
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