Historiadores que frecuentan el Archivo General de la Nación y observan el trabajo de investigación que realizan supuestos herederos del Barón de la Atalaya consideran que existen fuertes poderes económicos y una cabeza intelectual pensante tras los hermanos que se atribuyen ser sus descendientes por vía de doña Trina de Moya y del ex Presidente Horacio Vásquez, cuyos restos exhumaron con autorización del Procurador General de la República para practicarles pruebas de ADN en Estados Unidos.
Consideran que los hermanos Eddie, Horacio y Fortunato Reynoso González y el esposo de Edith, Fernando, no poseen formación en el campo de la historia como para acudir a fuentes documentales que auxilien y apoyen sus búsquedas en las que invierten tiempo y cuantioso dinero, alegaron. Sin embargo, cual cronistas o estudiosos del acontecer, van y solicitan documentación “como dirigidos por alguien bien entendido”, manifestaron.
Por otro lado están las versiones del doctor Carlos Dobal que piensa que los hermanos Reynoso no van a poder probar científicamente ningún vínculo, y de Miguel Holguín Veras quien afirma que “en eso de la herencia hay mucho de fábula”, entendiendo que “alguien se beneficia” de este movimiento de reclamo que surge cíclicamente.
Holguín Veras ha orientado y facilitado material fotográfico a los buscadores pero expresa que, para él, la fortuna no existe. “Mientras alguien no me presente una certificación de un banco diciendo que esa fortuna fue depositada ahí en tal fecha, para mí es inexistente”, agregó.
El conocido historiador y musicólogo declaró, empero, que algunos argumentos de los hermanos le han creado confusiones. Por ejemplo, en el Archivo se encuentra un antiguo retrato de doña Trina de Moya de Vásquez, realizado por Abelardo Rodríguez Urdaneta, que ellos dicen que no es la ex primera dama, “sino la enfermera que la cuidaba y que ocupó su lugar después que doña Trina murió, y que tenía un ojo de vidrio” y hasta muestran la presunta factura que pagó Horacio por la operación.
La especulación ha puesto a dudar a Holguín de la autenticidad del retrato porque hace años, antes de él identificar la obra, llevó a su oficina al doctor Francisco Alberto Henríquez Vásquez (Chito), sobrino político de la autora del Himno a las Madres, quien le dijo que la dama del óleo no es su tía, que “esa señora tiene la cara muy dura”.
“Pero esta gente por momentos asegura cosas que parecen fábula, como eso de ligar a la familia de Horacio con Duarte, Santana, los Guzmán, que no son Guzmán, eso es un título”. Contó que no se explica, en otro orden, por qué mezclan en su cadena de parientes al boxeador puertorriqueño Pete Martin, del que tomaron prestados varios negativos para revelarlos, de unas fotos que le hizo el fotógrafo austriaco Kurt Stnitzer (Conrado), quien visitó el país en 1939 y su colección de fotos fue depositada en el Archivo. No sabe cómo se enteraron los hermanos de la existencia de las piezas y refiere que llevaron un fotógrafo de laboratorio, especialista, quien preseleccionó los negativos y los llevó a España.
[b]Qué buscan[/b]
Además de viajes a América y Europa y del envió de una parte de las osamentas de los cadáveres de doña Trina y don Horacio a La Florida, los Reynoso González han estado efectuando recorridos por Santiago, Moca, Tamboril, Villa Vásquez, visitando oficialías civiles y archivos parroquiales, se informó.
Los hermanos, que se consideran nietos de Horacio Vásquez, han fotocopiado más de diez mil documentos en el Archivo, que involucran al ex Presidente y su esposa. En un año y meses han consultado el fondo de la Presidencia de la República, que tiene ciento veintiséis legajos, desde 1925 a 1935. Buscan en los ministerios o secretarías de Estado, de 1890 a 1903, en la correspondencia enviada y recibida por Vásquez, en periódicos de 1924 al 1930.
También fotocopiaron revistas de 1903 a 1930, solicitaron fotos familiares, copiaron artículos, indagaron en expedientes de los departamentos de personal fichas donde pudieran dar con personas de apellidos Moya, Vásquez, Reynoso, González, con tal de establecer la alegada descendencia de doña Trina del Barón de la Atalaya, quien dejó cuantiosos bienes en Europa, afirman.
Los hermanos residieron por años en Estados Unidos, se dijo.
Fortunato es reverendo protestante, según informes.
[b]“El heredero soy yo”[/b]
“El heredero del Barón de la Atalaya soy yo, paso a paso. Mi bisabuela era la baronesa, pero como ella era mujer y el primer barón había excluido a las mujeres de la sucesión, resulta que yo soy y no soy el Barón de la Atalaya porque, según el primer barón que ordenó su sucesión, yo no tendría derecho, porque tendría que ser barón por mi bisabuela, pero como es hembra, las hembras no heredaban, entonces tendría que reclamar a través de un hermano, pero eso no lo voy a hacer”.
La relación fue hecha por el doctor Carlos Dobal, doctor en Derecho, académico, catedrático universitario, historiador, miembro de la Academia Dominicana de la Historia y de todas las academias de la historia de América, primo de Horacio Vásquez, quien posee el testamento de José Guzmán, Barón de San Miguel de la Atalaya y Vizconde de San Rafael de la Angostura.
El ex embajador ante la Santa Sede tiene completa su genealogía en la que se demuestra que le corresponde ser el Barón de la Atalaya por lo que en una ocasión lo quiso asesinar un supuesto descendiente del Barón debido a que si mataban al Barón, ya no habría dos barones.
“Tengo lo que se llama el título no legal, sino el título social de Barón de la Atalaya”, manifestó y declaró que no hay ningún individuo con esa fortuna. “Era otro señor que se llamaba igual, en nuestros campos de la época hay mucha homonimia y estaba ese señor que se llamaba José Guzmán, y es posible que tuviera ese dinero en Estados Unidos, pero ese no es el Barón de la Atalaya. Hay dos individuos llamados José Guzmán, uno es el Barón de la Atalaya, que es un aristócrata del siglo XVIII, en una época en que el rey Carlos III decidió dar títulos nobiliarios a los que tuvieran determinada cantidad de dinero y entre esos cayó José Guzmán. El otro no se sabe, es un señor que aparece en los periódicos cada cierto tiempo invitando a los descendientes a que se presenten”, explicó Dobal.
El prolífico investigador, que participó en el estudio de los restos del Almirante, y quien es además primo de Horacio por vía de su abuela, dijo en relación con la reciente exhumación de su familiar, que hace tiempo se trató de hacer lo mismo con el Padre de la Patria, para determinar si murió de tuberculosis, y el Instituto Duartiano se opuso. En este caso significó que “eso no va a resolver absolutamente nada” y hablando en el ámbito científico, en su condición de arqueólogo, añadió que para probar el ADN es necesario contar con el de la hembra y el varón, la madre y el padre, “no es ir por un solo lado”.
Agregó que en España trataron de establecer el de Cristóbal Colón y se ha conseguido el de un hijo natural que tuvo el Almirante con Beatriz Henríquez, su amante, pero “¿y el ADN de Colón? Es preciso tener el de la querida y el Almirante. En el caso de Horacio, su papá y su mamá”. El reciente desenterramiento de los restos de su primo le pareció un atrevimiento y reiteró: “No se va a probar nada”.
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