“La
cultura es un bien que pertenece a los pueblos, porque son los pueblos quienes
la crean, son los pueblos quienes la transforman y son los pueblos quienes le
dan vida”. Danilo Medina.
El jueves 12 de enero del año que recién
echó a correr, asistí -en el Hotel V Centenario, en El Malecón de la ciudad de
Santo Domingo- al acto de juramentación del movimiento de apoyo a la
candidatura de Danilo Medina denominado Alianza Cultural con Danilo. Fui
invitado por esa nueva entidad en mi calidad de Coordinador Nacional del Frente
Cultural con Danilo-Sector Externo, primer movimiento dentro del ámbito
cultural surgido en la arena política del país para respaldar las aspiraciones
presidenciales de dicho candidato.
En su discurso de ese jueves -con la
presencia próxima del Mar Caribe, de la madre -naturaleza Danilo Medina apela a
su vocación cristiana, de hombre de fe -de una fe que nunca deja de poner de
manifiesto cuando entra en contacto con su pueblo-, y al inicio de su
intervención dice, con humildad: “Y debo dar gracias a Dios por las cosas que
está haciendo por nosotros”.
No voy a referirme en este artículo a los
detalles referidos al montaje de ese acto -reseñados ya en los reportes
noticiosos de la prensa nacional-, sino a las ideas contenidas en el
improvisado y efectivo discurso del próximo presidente de todos los
dominicanos: Danilo Medina. No fue el discurso de un político tradicional: fue
una pieza oratoria permeada por una clara y sensitiva visión humanística en
torno a la cultura; fue el planteamiento responsable de un candidato que está
convencido de que los hacedores de cultura constituyen un soporte fundamental
para el desarrollo integral de la sociedad dominicana.
La visión que ha venido mostrando Danilo Medina en torno a la transformación de
la sociedad dominicana actual parece estar atravesada por el pensamiento
hostosiano en el plano de la educación y, a la vez, por el pensamiento
boschiano en el plano de la cultura. Esto así, porque en cada una de sus
comparecencias ante la nación –o cuando dice un discurso o cuando responde a
una entrevista- transmite eso en sus palabras, en la exposición sincera y
directa de sus ideas, destacando siempre -como era la idea de Hostos y de
Bosch- que para transformar la sociedad es necesario transformar a las
personas, razón por la que el ser humano está presente en su oferta de
gobierno, en sus sueños de construir una nación más justa y que ofrezca
garantías de progreso para todos los que en ella vivimos y para todos los que,
involuntariamente, han tenido que partir y dejarla atrás, pero con las ansias
de volver. Creemos que Danilo Medina es el candidato de la esperanza.
Valora Danilo Medina al cantor, al
intelectual, al teatrista, al artesano, al artista que se expresa con su arte,
a todo aquel que se inserta en esa fábrica de sueños maravillosos que es la
cultura, sin la que la elevación y desarrollo espiritual y moral de los pueblos
no es posible. Si la historia de Grecia es una historia de grandezas, es porque
la grandeza de su historia cultural así lo ha impuesto y así ha quedado
registrado en la historia de la humanidad. Y esa sensibilidad de Danilo
-enraizada en su comprensión del poder transformador de la cultura en la
existencia humana- ha quedado testimoniada en una declaración lapidaria:
“Cuando los artistas, los intelectuales, los creadores y hacedores de cultura abrazan una causa, esa causa es
invencible”. Es una frase parecida a aquellas legendarias arengas para motivar
al guerrero que entraría en batalla tras la victoria o tras la gloria. Danilo
Medina es un candidato de combate.
La visión de Danilo Medina sobre la cultura
es profunda, aunque expuesta en forma llana, como el maestro que enseña los más
complejos saberes: “La cultura es un bien y también un derecho humano. Tiene la
virtud de poder crear riquezas y también de crear solidaridad, de crear cohesión
y de crear bienestar. Y el único compromiso que debe tener un gobierno es crear
las políticas públicas que apoyen el desarrollo del talento en la creación de
los hacedores de cultura”.
Insistió Danilo Medina, en su discurso, en
el potencial contenido en las fuerzas culturales: “El arte y la cultura van a
la vanguardia de la sociedad, van unos cuantos pasos delante de los políticos”.
Señaló, además, que “son los intelectuales, los poetas, los escritores, los
artistas, en fin, los creadores en general” quienes constituyen “la
representación de la clase vanguardia de la República Dominicana”.
Casi al término de su esperada
intervención, ante un público multitudinario que lo aclamaba y lo aplaudía con
el entusiasmo que sólo es generado por
la admiración de las masas hacia su líder, Danilo Medina hizo el
siguiente anuncio: “Los asuntos culturales que tenemos que resolver están
plasmados en la oferta que haremos en las próximas semanas a todo el país”. Y
reconoció que es necesario “descentralizar la cultura”.
Siendo coherente con esa línea de
pensamiento, el candidato se comprometió ante el país cultural “a democratizar
el presupuesto cultural del país” y “a democratizar el apoyo a la cultura para
que llegue a todos los campos del país, a los municipios, a las provincias y a
las regiones”. Dijo tener “un proyecto de creación de empleos y el sector
cultural me va a servir de apoyo para crear esos empleos. Especialmente en el
área turística”.
Un tema en el que Danilo Medina ha sido
reiterativo es el referente a la función diplomática, a la representación
oficial de nuestro país en el exterior. A este respecto prometió que en su
gobierno “no habrá un solo nombramiento de ministros culturales de las
embajadas de República Dominicana que no sea decidido entre el Ministerio de
Cultura y la Cancillería del país”.
Luego explicó: “Lo que quiero es que las
personas que saben de cultura sean las que vendan a la República Dominicana
fuera; no puede ser cualquiera el encargado cultural de una embajada nuestra en
el exterior; tiene que ser la gente que está ligada al sector, que tiene los
conocimientos y que puede comenzar a crear lo que yo quiero hacer con este
país: establecer una 'marca país' después de las fronteras nacionales que
identifique a nuestra nación y son los
hacedores de cultura los que tienen que vender a la República Dominicana y
pueden decirle al mundo qué somos en este país”.
El candidato del Partido de la Liberación
Dominicana (PLD) se comprometió, además, a construir “las casas de cultura para
que la gente no tenga que estar en los parques de la República Dominicana
haciendo las cosas que debe hacer para que nuestra juventud se aleje del vicio,
del delito y de las drogas”.
Importante fue la vinculación que nueva vez
hizo Danilo del sector turístico con el sector cultural como componentes
esenciales en el desarrollo integral del país: “¿Por qué no repiten los
turistas que vienen a la República Dominicana? ¿Por qué solamente el 15% de los
turistas que vienen al país repiten?”, se preguntó retóricamente,
respondiéndose así: “Porque los polos turísticos están desconectados de la vida
social y de la vida cultural de la República Dominicana”. Y luego, continuando
con su reflexión en torno al turismo cultural, se lamentó de que “Un país culturalmente tan diverso como el
nuestro no tiene un sólo evento nacional que traspase las fronteras del país y
que traiga turistas a la República Dominicana”.
Justo es reconocer que Danilo Medina es un
líder con experiencia y formación gerencial, por lo que el mundo dominicano de
la cultura está esperanzado en que al frente del Ministerio de Cultura, en su
gobierno, él sabrá designar a funcionarios y técnicos con esa misma formación y
con la mentalidad democrática y abierta que a él lo caracterizan; funcionarios
y técnicos humildes, no arrogantes; funcionarios y técnicos que sepan poner su
oído en el corazón del pueblo hacedor de cultura, no elitistas; funcionarios y
técnicos plurales, no excluyentes; receptivos y comprensivos, no insensibles e
indiferentes; funcionarios y técnicos flexibles, no psicorígidos; funcionarios
y técnicos capaces de entender que somos una mezcla histórica de culturas que
nos atraviesan desde nuestros orígenes más ancestrales, y que es precisamente
esa mezcla cultural la que nos hace diversos, ricos en sueños y en pasiones.
Si los nuevos funcionarios y técnicos
nombrados por Danilo Medina en el citado organismo a partir del 16 de agosto del
año que discurre no reúnen las cualidades antes señaladas, entonces no será
posible la prometida descentralización de la cultura y mucho menos la
democratización del presupuesto cultural consignado en la Ley Orgánica de
Presupuesto para el Sector Público. Vale recordar aquí lo siguiente: así como
la Ley de Educación No. 66-97 consigna un 4% del Producto Interno Bruto (PIB)
para la educación, la Ley No. 41-00, en su Artículo 56, establece para la
cultura “un mínimo de un 1 por ciento (1%) del gasto público total estimado
para el año corriente”, y que, además, ese porcentaje debe ser “gradual y
creciente”. Pero Danilo Medina será un gobernante capaz y respetuoso de las
leyes que rigen la nación dominicana, por lo que sabrá cómo enfrentar tanto el
problema de la educación como el de la cultura en República Dominicana.
Nacido humilde en la comunidad de Arroyo
Cano, Provincia San Juan, a pesar de su crecimiento continuo como figura
pública Danilo Medina sigue siendo un hombre humilde. De aquí su grandeza como
ser humano y su sensibilidad para entender los acuciantes problemas sociales
que aquejan a la nación dominicana de hoy. Un hombre así merece ser Presidente
de la República Dominicana.
El Nuevo Diario